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«Bitcoin es malo para los dictadores». Estas son las palabras del activista de derechos humanos y estratega de la Human Rights Foundation Alex Gladstein en una reunión con políticos estadounidenses.
Gladstein lleva tiempo hablando de la importancia del bitcoin en relación con los derechos humanos y demuestra que las criptodivisas son algo más que una inversión, una moneda financiera o un desarrollo tecnológico.
BTC como herramienta para activistas y periodistas
En su intervención en la Bitcoin Policy Summit de Washington, Gladstein relató lo que dijo durante la reunión con políticos estadounidenses. Calificó el bitcoin de «la tecnología de derechos humanos más importante del siglo XXI». El activista de derechos humanos también compartió su discurso en ‘X’:
My BPI keynote, delivered in DC to a hall full of American leaders
«Bitcoin is the Most Important Human Rights Technology of the 21st Century»
Please share with anyone who doesn’t think Bitcoin has a use case ✌️ pic.twitter.com/7oVeAWFZhB
— Alex Gladstein 🌋 ⚡ (@gladstein) June 29, 2025
Los usuarios de criptomonedas son más difíciles de rastrear, localizar y vigilar que los inversores tradicionales. Para las personas que viven bajo dictaduras, el bitcoin puede ser un arma poderosa. Les permite protegerse de los mecanismos de control de los regímenes autoritarios.
Un dictador suele vigilar de cerca a sus ciudadanos. Sin embargo, gracias a la naturaleza descentralizada de las criptomonedas, los gobiernos no pueden detener los pagos ni congelar las cuentas bancarias.
En países autocráticos como Venezuela, Irán y Corea del Norte, el Estado suele controlar o censurar las transacciones de pago tradicionales. En tales situaciones, bitcoin ofrece a los ciudadanos una poderosa alternativa para almacenar con seguridad y enviar libremente su dinero. Gladstein dice lo siguiente al respecto:
«Bitcoin es muy útil en países donde el sistema financiero se utiliza como arma contra su propio pueblo».
BTC es una herramienta importante para los periodistas y las poblaciones oprimidas de todo el mundo, según el activista de derechos humanos.
Solución contra el control estatal
Alex Gladstein lleva años defendiendo el uso de las criptomonedas en el ámbito de los derechos humanos. Su interés por el BTC le hizo pensar en cómo se crea realmente el dinero y quién decide cuándo un pago se realiza o no, según explicó en un podcast de Forbes en 2019.
Gladstein y la Human Rights Foundation reconocieron por primera vez el potencial del bitcoin para los derechos humanos en 2013. Por aquel entonces, se estaban produciendo protestas prodemocráticas en Ucrania contra el entonces presidente Víktor Yanukóvich.
Muchos manifestantes vieron congeladas sus cuentas bancarias mientras hacían campaña por la democracia. Lo mismo ocurrió en Hong Kong durante las protestas estudiantiles de 2019, donde el Estado siguió la pista de los estudiantes rastreando sus pagos por billetes de metro.
Para los manifestantes y otros movimientos que luchan por la libertad, bitcoin puede ser una poderosa herramienta para eludir los controles estatales.