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La evolución de la renta estadounidense a diez años suele interpretarse como un juicio del mercado sobre la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). Sin embargo, según analistas, el rendimiento a largo plazo responde sobre todo a otra cosa: la comprensión tardía de que la economía estadounidense empezó a enfriarse mucho antes de lo que mostraban las cifras oficiales. Y eso tiene grandes consecuencias para bitcoin.
Cuando la Fed comenzó a recortar tipos en septiembre de 2024, el mercado laboral aún parecía fuerte. La referencia principal era el informe mensual de empleo, que se mantenía estable. Sin embargo, había un fuerte sesgo oculto. El BLS pasó meses ajustando el modelo Birth/Death, encargado de estimar los empleos creados en pequeñas empresas.
En noviembre de 2024, el organismo volvió al modelo anterior a la pandemia, un sistema que en los puntos de giro económicos tiende sistemáticamente a añadir demasiados empleos.
Además, una fuerte ola migratoria incrementó la oferta laboral, lo que hizo que las cifras de payroll parecieran más sólidas de lo que realmente eran. Juntas, estas dinámicas ocultaron una debilidad que, tras bambalinas, ya era evidente.
Revisiones que eliminan casi 1,5 millones de empleos
En 2025, la imagen se corrigió por completo. La revisión de febrero eliminó 589.000 empleos de los datos hasta marzo de 2024. Pero el golpe mayor llegó en septiembre de 2025: una revisión preliminar restó otros 911.000 empleos del periodo de doce meses hasta marzo de 2025, la mayor corrección a la baja de la historia.
Con una sola actualización estadística, la supuesta resiliencia de finales de 2024 se desmoronó. Lo que parecía un mercado laboral robusto resultó ser ruido estadístico y distorsiones demográficas.https://twitter.com/onechancefreedm/status/1992666308614430958
Por qué la renta a diez años cae ahora
Hace un año, los inversores veían los recortes de tipos como una decisión de la Fed, quizá incluso prematura. Eso presionó al alza los rendimientos a largo plazo. Pero a finales de 2025, el panorama es diferente: los recortes se interpretan como un reconocimiento de que el ciclo ya está en fase descendente.
Además influyen:
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el fin del Quantitative Tightening desde el 1 de diciembre,
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despidos y quiebras en niveles propios de recesión,
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una desaceleración en Europa y China,
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correcciones históricas de datos que exponen la debilidad real de la economía.
Así, los inversores prestan menos atención a los tipos oficiales y más a las perspectivas de crecimiento. La renta a largo plazo ya no combate a la Fed: se adelanta a una economía que se enfría de forma evidente.
Impacto en el precio de bitcoin
El movimiento de la renta a largo plazo influye directamente en bitcoin, que reacciona con fuerza a los cambios de liquidez y expectativas macroeconómicas:
1. Una renta más baja suaviza las condiciones financieras
La caída del rendimiento a diez años reduce los costes de financiación. En ciclos anteriores, esto aumentó el apetito por el riesgo y favoreció a bitcoin. Pero esta vez el contexto es distinto: la caída refleja enfriamiento económico, no un nuevo impulso de crecimiento.
2. El temor a recesión impulsa el capital hacia activos seguros
En una recesión clásica, el dinero va primero a efectivo, bonos del Estado y productos de corto plazo. Esto suele presionar temporalmente a bitcoin, ya que los inversores desmontan posiciones apalancadas y retiran liquidez de los activos de riesgo.
3. A largo plazo, bitcoin se beneficia de las bajadas de tipos
Si la debilidad económica persiste, suelen llegar políticas más expansivas: nuevos recortes y herramientas de liquidez. Históricamente, bitcoin —con su oferta fija— ha salido fortalecido cuando los mercados de bonos anticipan una contracción estructural de la economía real.
4. Las revisiones de datos debilitan la confianza en las estadísticas oficiales
Las enormes correcciones del mercado laboral refuerzan la narrativa de bitcoin como red monetaria neutral y no manipulable. Que “desaparezcan” casi 1,5 millones de empleos tras revisiones alimenta las dudas sobre la fiabilidad de instituciones estadísticas tradicionales.
Balance: presión a corto plazo, apoyo a largo plazo
La actual caída de la renta a diez años encaja con un mercado de bonos tardío en el ciclo, que empieza a descontar debilidad económica. Para bitcoin, esto implica:
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Corto plazo: más volatilidad, reducción de riesgo por parte de inversores, posible presión sobre el precio.
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Largo plazo: entorno monetario más favorable, mayor liquidez y un fortalecimiento de la narrativa de escasez y soberanía monetaria.
Bitcoin ya no reacciona solo al rumbo de la Fed, sino —sobre todo— a lo que la renta fija está diciendo: el ciclo gira, la economía se enfría y la liquidez regresará.
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