Foto: Piotr Swat/Shutterstock
XRP es una de las criptomonedas más conocidas del mundo.
Lleva años en el top 10, con una red de socios influyentes, una comunidad activa y una misión clara: quiere cambiar los pagos globales.
Pero, ¿en qué punto se encuentra? ¿A qué estamos esperando? ¿Se utiliza ya realmente el XRP, o nos quedamos por ahora en promesas?
La visión está clara, pero ¿dónde se encuentra realmente Ripple?
Ripple se fundó para que los pagos internacionales fueran más rápidos, baratos y eficientes. Sobre el papel, esto funciona: el Ledger XRP puede procesar hasta 1.500 transacciones por segundo, la liquidación es casi instantánea y los costes de transacción son mínimos.
Desde el punto de vista operativo, también se han dado pasos. Ripple está trabajando con bancos, ha implantado la integración ISO-20022 y recientemente ha anunciado su propia stablecoin. Los fundamentos están en su sitio, pero el gran avance está aún por llegar.
Sin embargo, las preguntas se repiten una y otra vez
¿Quién utiliza realmente la red, más allá de la especulación y el bombo publicitario? Los datos de Blockchain muestran que la red XRP genera menos de 100 dólares en comisiones por transacción algunos días.
En comparación, Bitcoin y Ethereum manejan tasas de transacción diarias de cientos de miles de dólares.
Además, XRP utiliza una estructura diferente. La red no tiene mineros y no utiliza proof-of-work o proof-of-stake, lo que dificulta una comparación directa. No obstante, su adopción sigue siendo limitada por ahora.
¿Y qué hay de la (des)centralización?
Ripple sigue poseyendo una gran parte de todos los tokens XRP. Las transacciones se validan mediante la llamada Lista de Nodos Únicos, en la que Ripple determina quién puede participar.
Esto difiere sustancialmente de redes abiertas como Bitcoin, donde cualquiera puede gestionar un nodo sin permiso.
Este control central socava la naturaleza abierta que cabría esperar de una red descentralizada. En lugar de un sistema en el que todo el mundo puede participar libremente, el poder sigue concentrado en una empresa.
Esto plantea serias dudas sobre la resistencia, neutralidad y credibilidad de XRP como criptoproyecto.
Y luego las expectativas sobre el precio del XRP
Las predicciones sobre el precio del XRP varían mucho: de cinco a cientos de dólares cada una.
Casi a diario surgen nuevos escenarios, a menudo alimentados por modelos de IA, influencers y fieles seguidores que creen que el XRP se convertirá algún día en la mayor criptomoneda del mundo.
¿Es realista? En teoría, tal vez. Pero eso requiere una adopción global y una aplicación que procese miles de millones de transacciones diarias. Eso es mucho.
Conclusión: ¿a qué esperamos?
La tecnología funciona, la ambición es grande y la comunidad incansable. Pero muchas promesas siguen sin cumplirse.
La adopción se retrasa, el uso real es limitado y la red carece de la apertura y resistencia que cabría esperar de una moneda descentralizada.
XRP ha vivido de las expectativas durante años. Que llegue a estar a la altura no depende de las predicciones ni del sentimiento, sino del uso tangible y la integración global. Hasta entonces, es ante todo una moneda con una historia, y con un mercado a la espera.
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