Foto: frank_peters/Shutterstock
El precio del cobre ha subido más de un 10% hasta alcanzar un máximo histórico esta semana, después de que el presidente Trump anunciara la introducción de un arancel de importación del 50% sobre el metal. El salto es la mayor subida en un día desde al menos 1968, según muestran las cifras de Dow Jones.
Normalmente, los economistas consideran el cobre un indicador fiable de la economía mundial. El metal, muy utilizado en la construcción, la electrónica y la industria, recibe por ello el apodo de «Dr. Cobre». Pero según los analistas del mercado, este repunte tiene poco que ver con la fortaleza económica.

‘Que el cobre suba es buena señal’
«Se trata de una perturbación sustancial», afirma Mike McGlone, de Bloomberg Intelligence. «Normalmente, una subida del precio del cobre es una buena señal. Pero esto es diferente. Esto podría frenar la demanda y crear una oferta adicional».
En teoría, esto podría hacer lo contrario, debilitar la economía, y eso es una mala noticia para el precio del bitcoin.
El precio interno del cobre en Estados Unidos llegó a ser el martes un 25% más alto que en Londres, la mayor diferencia jamás medida. La volatilidad del precio del cobre tampoco tiene precedentes, con una volatilidad a 180 días del 28%, el nivel más alto desde 2012.
El cobre cotiza ahora más de un dólar por encima del récord anterior de $4,56 dólares, establecido en 2021. Ese máximo resultó difícil de mantener incluso entonces, incluso tras la recuperación de la pandemia.
Crecimiento y sentimiento rezagados
En consecuencia, la fuerte subida no parece encajar en el panorama económico general. China, que representa alrededor del 60% del consumo mundial de cobre, está luchando contra la deflación. En Estados Unidos, la actividad de la construcción está decayendo y la confianza de los contratistas se deteriora. A escala mundial, el crecimiento económico sigue siendo frágil.
Pero hay otros factores que también contribuyen a la subida de los precios. Según Gene Goldman, de Cetera Investment Management, influyen la debilidad del dólar, unos datos del mercado laboral estadounidense mejores de lo esperado y el estímulo adicional de los bancos centrales.
La Reserva Federal de Atlanta sigue esperando un fuerte crecimiento económico en el segundo trimestre. Pero Goldman y McGlone creen que los precios del cobre acabarán corrigiéndose.
Reacción de las empresas
«Las empresas que utilizan cobre, desde fabricantes de automóviles a constructoras, empezarán a resistirse a estos aranceles», afirma McGlone. «Para muchas empresas estadounidenses, esta medida hace más difícil fabricar sus productos de forma rentable».
Aunque los inversores se benefician actualmente del auge de las materias primas, la subida de precios impulsada políticamente podría frenar la producción y la inversión a largo plazo. El mensaje del Dr. Copper es esta vez menos claro que de costumbre.
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