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El precio de bitcoin parece haberse estancado alrededor de los 120.000 dólares. Sin embargo, las condiciones en los mercados financieros siguen siendo marcadamente alcistas. Esto lo confirma una potente temporada de resultados en la bolsa estadounidense, donde los gigantes tecnológicos han superado las expectativas.
Microsoft y Meta impresionan con resultados trimestrales
Durante años, la empresa de Mark Zuckerberg fue criticada por sus grandes apuestas en inteligencia artificial y el metaverso. En 2022, sus acciones cayeron hasta los 90 dólares, y el escepticismo en torno a Meta era máximo.
Hoy, Meta sorprendió con un aumento del 12 % en el pre-market tras publicar sus resultados. En el último año, sus acciones han subido más del 64 %, y si miramos cinco años atrás, el retorno supera el 200 %.

Microsoft también ha tenido un desempeño notable, con un crecimiento del 5 % solo hoy. En los últimos doce meses, su rentabilidad ha sido del 29,45 %, y en cinco años, del 164,16 %.
Estos resultados reflejan dos cosas: que el capital no está huyendo de EE. UU. como algunos pronosticaban, y que los inversores están dispuestos a asumir más riesgo. En resumen: el mercado está en plena bullrun.
¿Por qué bitcoin no sube más?
El precio de bitcoin no parece rezagado porque la bullrun haya terminado, sino porque los inversores están tomando ganancias. Desde el mínimo de abril, el precio ha subido más del 50 %. En ese contexto, no es raro que los toros se enfrenten temporalmente a cierta resistencia bajista, y que parte del capital rote hacia acciones estadounidenses.
La atención del mercado está, por ahora, enfocada en otros activos. Sin embargo, los fundamentos se mantienen y siguen respaldando una posible continuidad de la tendencia alcista.
Si las condiciones siguen siendo favorables, no sería descabellado ver un precio de precio entre 150.000 y 200.000 dólares.
La economía estadounidense sigue sólida: el empleo se mantiene fuerte, el consumo no se detiene, las empresas están obteniendo ganancias récord y las bolsas marcan máximos históricos. La confianza es alta, y con un presidente que no quiere una recesión bajo su mandato, eso no sorprende.