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La Unión Europea ha impuesto nuevas sanciones a la antigua plataforma de criptomonedas A7 y al influencer pro-Kremlin Simeon Boikov.
Según la UE, utilizaron supuestamente criptomonedas para socavar los procesos democráticos y eludir las sanciones internacionales.
La plataforma A7 estuvo incluso presuntamente implicada en el fraude electoral en Moldavia, mientras que Boikov utilizó criptomonedas para financiar sus campañas de desinformación. Este movimiento marca una nueva fase en la lucha contra la manipulación digital y financiera a través de blockchain.
Una stablecoin en rublos que evade sanciones
En el centro del caso está la llamada A7A5, una stablecoin respaldada por rublos rusos emitida por la plataforma A7. Esta criptomoneda se diseñó específicamente para eludir las sanciones occidentales, según la empresa de investigación de blockchain TRM Labs.
En solo cuatro meses, se habrían movido más de $9.000 millones de dólares a través de A7A5, aunque todavía no hay confirmación oficial de ello. La moneda fue utilizada, entre otros, por la bolsa rusa Garantex, ahora liquidada por Estados Unidos. Que consiguió canalizar fondos al extranjero a través de esquemas oscuros.
Según TRM Labs, solo un pequeño grupo utilizaba activamente esta stablecoin, pero la escala de sus operaciones es preocupante.
La moneda permitió a entidades rusas reorganizar activos congelados y transportar mercancías de China a Rusia a través de redes en Kirguistán, entre otros países.
Presión internacional sobre las infraestructuras digitales
Las sanciones forman parte de un enfoque coordinado más amplio de los países occidentales contra las redes digitales rusas.
Mientras que antes los principales objetivos eran los servidores y las bolsas, ahora el foco se está desplazando a la infraestructura que hay detrás. Stablecoins, empresas fantasma y centros extranjeros son algunos ejemplos.
Isabella Chase, de TRM Labs, califica este enfoque de «clara advertencia a otros países»: si sigues haciendo negocios con plataformas como A7, estás jugando con tu acceso a los mercados europeos.
Con esta medida, la UE no sólo quiere golpear a los directamente afectados, sino también advertir al ecosistema en general. Para el sector de las criptomonedas, es una llamada de atención: el cumplimiento y la transparencia ya no son opciones. Quienes utilicen criptomonedas para influir en las elecciones o eludir sanciones pueden contar con la presión internacional y un lugar en la lista de sanciones.